sábado, 7 de mayo de 2011

LIBORIO MATEO LEDESMA: ICONO DE IDENTIDAD SANJUANERA, REGIONAL Y NACIONAL

Por Dr. Sobieski de León

Liborio Mateo como Cristo tiene dos etapas en su vida, una oculta y otra pública. Cristo sale a predicar a la luz pública la buena nueva de Dios, su Padre Celestial, a la edad de 33 años. Liborio hace lo mismo a los 32 años.

Un “ángel a caballo” –es lo que conoce como medio de locomoción en su entorno-, lo ha llevado al cielo a hablar con Dios quien le ordena regresar a la tierra a predicar y curar enfermos. El ministerio de Cristo es también predicar y curar enfermos. Liborio sabe que no le creerán y hace su primera advertencia: “No estoy loco, vengo de muy lejos”. ¿No fue el profeta Elías al cielo en un “carro de fuego”?¿Y Moisés, no habló con el mismo Dios que se le presentó en forma de “zarza ardiente”? Juan del Bautista ¿no preparó la venida del hijo de Dios, del salvador del mundo, el Mesías tan esperado por el esclavizado pueblo de Israel bajo el Imperio Romano? ¿No había visto “el futuro” en sus apartamientos de los demás, cuando se retiraba al desierto a meditar, a comer miel y langostas como un enajenado para luego descender con las “buenas nuevas” para la doliente humanidad?.
Ese mismo Juan El Bautista según la tradición apareció en la llamada Fuente de San Juan en plena cordillera central. ¿No sería también precediendo la venida de Liborio Mateo quien nacería en el mismo lugar? Parecería ser éste el anuncio de un nuevo “enviado” que lucharía a favor de su pueblo. La Fuentede San Juan se iría a convertir con el tiempo en la “Fuente de Liborio”, en lo que hoy es “La Aguita de Liborio”. Agua pura, fresca, agua bendita para la sed de los sedientos de pan y justicia emanada de las mismas entrañas de la madre cordillera.

Liborio Mateo es el nuevo Profeta de la Maguana. Primero, tierra de Caonabo, luego de Erniquillo, más tarde de Lemba y finalmente de Caamaño. Liborio es el “enviado de Dios”, su interlocutor directo que viene a poner fin a la desesperanza de los hombres, a la miseria y esclavitud a que ha venido a someter-el ese otro imperio del mal. El imperialismo de los norteamericanos ha venido a quitarle sus tierras a los campesinos como el imperio romano se hubo apoderado de las tierras de Judea. Los americanos se han tomado las mejores tierras del país de Liborio para sembrar caña de azúcar y han desplazado de las mismas a sus legítimos dueños, los campesinos. Liborio Mateo acepta su cruz.

A los 33 años Cristo enviado por su Padre empieza a curar enfermos. Cura leprosos, epilépticos, llagosos, mujeres con flujos vaginales. Levanta muertos de sus sepulcros. Lázaro es el ejemplo más preciado y espectacular de sus milagros, el asombro de los vivos. Anuncia el “Nuevo Reino de Dios” en oposición a “El Reino de este Mundo”, marcadamente injusto con los hombres. Liborio predica el “Nuevo Milenio” que no es otra cosa que el mismo reino de Dios; el reino de la ansiada felicidad terrenal de los humanos maltratados por el poder terrenal de los hombres. El hombre maltratado por el hombre. El hombre lobo del hombre.

Con su ministerio Liborio Mateo ofende dos poderes de la tierra: El Poder que se apropia de los bienes de producción de la humanidad cuyo beneficio va a parar a una élite de zánganos, y el Poder usurpador de los bienes espirituales de la humanidad que usufructúa otra élite de zánganos. La lucha queda planteada. Por un lado Liborio Mateo y sus campesinos pobres. Por el otro, los poderes unificados del Estado y de la Iglesiacontra Liborio Mateo y sus campesinos. El choque es inminente. Dialéctico.

Don Carlos Peguero(1) vio cuando llegaron las tropas invasoras norteamericanas a San Juan de la Maguana comandadas por el Coronel Gregon Wi----- lliams, americano, a quien se le agregaría de inmediato el teniente Juan Luna, dominicano. Observó la gendarmería a caballo por el antiguo camino que conducía de Santo Domingo a San Juan y que vendría a ser con el tiempo la Avenida Independencia. Los vio venir en son de guerra, de persecutores oficiales del Gobierno de Intervención Militar Norteamericano adueñado de la República en contra de Liborio Mateo, dominicano.

Para los norteamericanos Liborio Mateo era un bandido, un delincuente, un gavillero. Para la Iglesia, un infiel, un íncubo, un engendro del diablo, un brujo de ritos satánicos, un sacrílego y pagano. Se le acusa de atribuirse resucitar muertos, de tener poderes de sanación y curar enfermos, lo mismo que hacía Cristo. Liborio Mateo era pues un anticristo, un antiprofeta, un “curador charlatán y mentiroso” (2).

Descargan sobre él culpas sociales. Los campesinos no desarrollaban sus labores agrícolas atentando contra la producción por culpa de las prédicas de Liborio Mateo y las mujeres estaban expuestas al perjuicio de su lujuria y concupiscencia. La enseñanza del “amor libre” lo dominaba y dominaba a los suyos; la fuerza del instinto no tenía control en aquellos seres incivilizados peores que las bestias(3).

Estas ideas permearon la conciencia generacional sanjuanera, no sólo de los hombres y mujeres sencillos sino de intelectuales, educadores y hombres de letras, intelectuales que irían a ocupar los puestos de importancia de la administración pública.

Propalaron que Liborio y el liborismo era cosa de paganismo. Para un abogado nativo de San Juan de la Maguana que llegó a ocupar el máximo escalafón de la Justicia este pueblo no quería a Liborio Mateo (4). Para este jurista el Movimiento de Liborio Mateo no era otra cosa que “un grupo de gavilleros, asaltantes y violadores que estaban con él”. Basaba sus argumentos en “con-versaciones que había sostenido con integrantes de la Familia Marranzini”.

De acuerdo a su criterio “los asesinos de Mon Cáceres se escondieron donde Liborio” que era “un lugar de hombres armados donde se practicaba el amor libre y las mujeres de Liborio se las prestaban a Carmito Ramírez, a los Ramírez, y a los amigos distinguidos de los Ramírez(5).
En cambio Cristiana Ramírez hija de Juan de Dios (“Juanico”) Ramírez, el hombre que desde su cargo de Jefe Comunal, máxima autoridad del pueblo de la época, había hecho preso dos veces a Liborio Mateo sin habérsele probado algo en su contra, la opinión que tenía del Profeta de la Maguana era muy diferente. Para esta distinguida señora de la Familia Ramírez, “Liborio era una persona inteligente, un “vivo” (despierto, hábil, astuto) que no sabía nada (analfabeto) pero con un poder extraordinario para ganarse la simpatía de los demás”(6)
Esta descripción de Liborio Mateo lo dice todo de él, echando por tierra muchos de los argumentos de sus detractores, sobre todo de los que vivían en la ciudad lejos de su mundo campesino Es importante a la hora de juzgar a un personaje histórico como Liborio Mateo acudir a todas las fuentes objetivas posibles para desligar la leyenda de la realidad, situación en la que han caído tanto sus defensores como sus detractores.

Su biógrafo histórico y detractor por excelencia quien lo da a conocer de forma más evidente a su generación y a las subsiguientes lanzándolo sin proponérselo a la fama, fue el escritor sanjuanero E.O. Garrido Puello alias “Badín”, maestro, periodista, empresario, comerciante, perteneciente a una de las familias “de más alta alcurnia y rancio abolengo” que se ha vanagloriado siempre de sus ancestros como el Coronel Eusebio Puello. Este coronel a diferencia de Liborio Mateo en lugar de defender su patria y sus gentes como
lo hizo el Profeta de la Maguana sirvió a los invasores extranjeros imperiales y anexionistas españoles que vinieron en1861 a lo mismo que los norteamericanos en 1916. Este mismo Coronel Puello era el jefe militar de San Juan a las órdenes de Pedro Santana, cuando uno de nuestros Padres de la Patria , Fran-cisco Sánchez del Rosario fue herido y hecho prisionero luchando contra la anexión de la República.
De modo que Sánchez fue prisionero en San Juan de la Maguana del General Eusebio Puello, juzgado por un tribunal militar y fusilado con sus compañeros de lucha, sin éste mover ni siquiera un dedo para salvar a Sánchez. Es que no estaba con la causa de los trinitarios fundadores de la República. Almismo tiempo este coronel aliado del invasor extranjero, volvió sus armas contra sus propios hermanos peleando al lado de los españoles del General La Gándara, siendo vencido por el General José Maria Cabral en La Canela.

Liborio Mateo nunca estuvo con ningún Gobierno desde que decidió realizar su ministerio público a favor de sus hermanos campesinos en 1908. Hay pruebas de que siempre estuvo al lado de su pueblo hasta su muerte. Los liboristas nunca apoyaron a Trujillo, incluso Trujillo asesinaba a los líderes en quienes reencarnaba Liborio. En cambio la familia del detractor gratuito de Liborio Mateo fue sostenedora de la dictadura de Trujillo. Víctor Garrido Puello fue uno de los intelectuales más sobresalientes de ese régimen que sumió en el terror, el vandalismo, la tortura, la barbarie y la muerte a nuestro pueblo por 31 años. Liborio Mateo no fue santo de la devoción de los Garrido Puello.
E.O.Garrido Puello es el primero que ensambla el arquetipo de la personalidad compleja de Liborio Mateo. San Juan de la Maguana terminó creyendo lo que propaló a sus anchas. En círculos intelectuales de San Juan se tiene a Badín Puello como un defensor de la soberanía nacional en contra de la intervención norteamericana de 1916. Sostienen que su periódico El Cable fue la tribuna que sirvió para expresar ese sentimiento patriótico anti-yankee. También Liborio Mateo se opuso a los invasores norteamericanos pero por diferentes motivos y con medios diferentes. No sabía leer ni escribir en periódicos, pero era “…una persona inteligente, un “vivo” que no sabía nada pero con un poder extraordinario para ganarse la simpatía de los demás…”
El mismo E.O. Garrido Puello dice en su periódico El Cable algo que más que
denigrar a Liborio Mateo lo engrandece. Refiriéndose a sus “acciones” lo culpa de “vincularse a los criminales de la época y a los guerrilleros que no estaban acorde con la política norteamericana”. No es más que una pincelada clara de un Liborio Mateo anti-norteamericano, anti-imperialista. Su lucha entonces era contra el imperio que había enviado sus soldados a quitarle su tierra a los campesinos dominicanos.

Paralelo a los actos de curación con sus manos, su palo de piñón y su consigna “entre el bien y salga el mal”, Liborio Mateo participa en la guerra. Es una guerra de intereses de todos contra todos. Para la época el país está dividido en bandos armados por todas partes. Es el principio del siglo XX. 

La inestabilidad política es lo que impera. El Gobierno de Ramón (Mon) Cáceres fue un despiadado persecutor del liborismo que había decidido acabar con el Movimiento. Detectaron su campamento, entraron en contacto con su “ejército” de campesinos y lo desbandaron; quemaron y arrastraron los ranchos que servían de cuarteles (7). No cabe duda entonces de que además de su ministerio religioso popular o a propósito de él, Liborio Mateo desarrolla acciones como mecanismo de defensa que se pueden catalogar propiamente como guerrilleras y que la creación de un “ejército liborista” que algunos---calculan en mil hombres y otros en dos mil, fuera su mecanismo de presión para las reivindicaciones por las que lucha entre las cuales la paz era primordial.

Si se recuerda que Liborio Mateo se presentó sorpresivamente en una ocasión en San Juan de la Maguana en 1912 con un contingente de 80 hombres desde La Maguana, y que previo a eso había tenido una reunión política con su antiguo patrón y amigo el General Wenceslao Ramírez Roa, sería una prueba de que la intensión de Liborio Mateo era negociar con el Gobierno. Su posición era la de “contribuir al definitivo establecimiento de la paz (8).

Don Manuel Figuereo afirma que Liborio Mateo llegó a un acuerdo con los opositores al Gobierno y que la reunión tuvo lugar efectivamente en la finca de Mijo del General Wenceslao Ramírez Roa.

La lucha de Liborio Mateo se transforma entonces en antiimperialista porque los imperialistas norteamericanos lo combaten a él, y él, combate a los imperialistas norteamericanos.
El 27 de junio de 1922 las tropas yankees localizan a Liborio Mateo y sus ---campesinos en La Hoya del Infierno en plena cordillera central y libra el último de sus dieciséis combates cayendo inmolado junto a dos de sus hijos.

En 1938, en El Cercado surge el espíritu de Liborio Mateo. La Iglesia pide a Trujillo que lo haga desaparecer. Como Mckhandal el esclavo afro-haitiano se metamorfosea y se esconde. En 1962, surge de nuevo en Palma Sola y otra vez la Iglesia pide al gobierno de turno que termine eso o ellos lo harán con sus propias manos. Emiten un documento público y lo firman. La respuesta del gobierno es la masacre.

Pero dicen que Liborio Mateo no muere. Que cada vez se transforma. Que las balas que lo asesinaron se convierten en copos de algodón, en poemas, en salves, canciones, novelas, calles, en santuarios, en la lucha que camina con los hombres de este pueblo. Hay quienes afirman que una vez se transformó en un hombre llamado Francisco Alberto Caamaño Deñó en plena cordillera central, luchando con los mismos que lo persiguieron a él. Al Maestro. Al Profeta de la Maguana.

Referencias y Bibliografías:
(1) Carlos Peguero, munícipe de San Juan de la Maguana(testimonio)
(2) E.O. Garrido Puello, en: Olivorio Mateo, Ensayo
(3) Salvinia Caminero (testimonio); Charla negada por el Colegio Evangélico Lucille Rupp, sobre Liborio Mateo
(4) Dr. Héctor Matos Dotel, ex – Procurador de la SupremaCorte de Apelación de San Juan de la Maguana
(5) Idem
(6) Leopoldo Figuereo Agramante, en: Huellas Imborrables, primera edición, página 42
(7) Periódico Nuevo Diario, 1981
(8) Jan Lundius & Mat Lundhalt, en: Estudios Sociales, revista salesiana,1989



miércoles, 23 de febrero de 2011



UNA FLOR A LIBORIO... Pedimos a todos los asistentes que traigan una flor a Liborio Mateo que sera depositada en la estatua de este gran líder campesino, quien lucho contra los soldados americanos, en la primera invasión a Republica Dominicana. Acto seguido se procederá en una procesión popular danzante y musical a ritmos de Atabales, por la Calle El Conde en camino hacia al Altar de la Patria, para honrar a los Padres de la Patria.
Venga, asista y traiga su flor a Liborio Mateo, y su instrumento, un pito, una maraca, un pandero, lo que tenga para que nos acompañe a tocar en una demostración de alegría y solidaridad... por nuestros héroes nacionales.

sábado, 12 de febrero de 2011

NOTAS SOBRE LA CULTURA DOMINICANA


Carlos Esteban Deive
Artículo aparecido en Boletín del Museo del Hombre Dominicano - Año VIII, Núm. 12 (Enero 1979)


Desde el momento mismo del descubrimiento de la Española, cuando Colón y sus acompañantes pisan tierra y entran en comunicación con los aborígenes, tiene lugar un proceso más o menos complejo de relaciones raciales y culturales entre los unos y los otros.
Los contactos de los españoles con los nativos de la isla fueron desde el principio conflictivos, tanto que produjeron la progresiva, pero implacable desaparición de los nativos. Ya hacia 1560 apenas quedaban algunos grupos dispersos de indígenas, sin mayores consecuencias para el futuro progreso de miscegenación que daría nacimiento al hombre dominicano. A diferencia de otros países de América, Santo Domingo no presenta en la actualidad el nuevo tipo étnico común a otras latitudes del continente: el mestizo.
La temprana desaparición de los naturales de la Española fue también causa que su cultura, que a la llegada de los conquistadores atravesaba por una etapa neolítica, de cultivo intenso de la agricultura y producción de cerámica y materiales líticos, no pasara a integrarse por completo a la simbiosis operada más tarde con la cultura de otros grupos foráneos.
De la cultura taína restan muy pocos remanentes, y estos corresponden sobre todo a los aspectos materiales de la misma. Hay que advertir, por lo demás, que varios de esos aspectos perduraron a través del esclavo africano, quien los hizo suyos y los incorporó a sus costumbres y hábitos de trabajo.
Así, por ejemplo, cuando los taínos empezaban a extinguirse, los negros habían logrado ya dominar la técnica del cultivo de la yuca y la preparación del casabe, que era el alimento básico de aquellos. A través de los esclavos africanos, los taínos legaron a nuestra cultura el cultivo de roza, cuya quema y tala de árboles serían luego continuadas por los plantadores azucareros (Veloz:1977, 66-67).
Otros elementos importantes de la cultura material taina que subsistieron y aparecen hoy incorporados a la vida y actividad cotidianas del dominicano son:
  1. instrumentos como la canoa, la hamaca, el caracol –usado como trompeta para dar avisos– y la cuchara de higüero;
  2. técnicas como el sistema de pesca denominado barbasco o "encandilamiento", el ahumado para la conservación de las carnes, la cestería –especialmente mediante el empleo de cuerdas de cabuya y la petaca de yagua–, el encendido de hornos de carbón, la utilización de la piel de ciertos peces para limpiar y rayar vegetales, etc.;
  3. productos agrícolas como la batata, la yautía, la jagua, el jobo, el maíz, el lerén, el maní, etc. Todos ellos forman parte de la dieta dominicana.
El mundo espiritual del taíno apenas dejó huellas en la cultura criolla, y las pocas muestras de ese mundo se hallan fuertemente sincretizadas con las creencias y ritos cristiano-africanos. Podemos citar, al respecto, la sacralización de ciertos caciques taínos, elevados a la categoría de luases o divinidades del panteón voduísta; las supersticiones relativas a las hachas indígenas, popularmente conocidas como "piedras de rayo" y el mito de la ciguapa, entidad femenina que camina con los pies al revés.
La mayor aportación del taíno a la cultura dominicana hay que buscarla, sin duda, en el lenguaje. Numerosos vocablos forman parte del habla criolla (Emiliano Tejera, 1935; Emilio Tejera, 1977).
Los grupos étnicos que proporcionarán el mayor caudal de rasgos y complejos a la cultura nacional son el español y el africano, con una evidente e indiscutible prevalencia del primero sobre el segundo a pesar de la opinión de algunos sociólogos e historiadores, cuya posición antiespañola los lleva a menospreciar la preponderancia hispánica para encumbrar las influencias ejercidas por los esclavos de distintas naciones africanas. Esta falsa actitud ha de ser vista, sin embargo, como una reacción frente a la ideología de la clase burguesa y españolizante, en la cual los prejuicios raciales, unidos a una incomprensión del pasado, teñida de etnocentrismo y que las invasiones haitianas del sigo XIX acrecentaron al máximo, impidieron valorar justamente el rico fondo etnográfico del esclavo africano, y, en consecuencia, sus contribuciones a la cultura vernácula.
Otra cosa muy distinta aconteció con la visión del aborigen. El indigenismo no fue sólo un aspecto más de la corriente romántica, que nutrió las páginas de la litera dominicana, a partir de la obra de los hermanos Javier y Angulo Guridi, desde 1840, sino que actuó también como filosofía de recambio en la lucha de los criollos contra la Anexión de la República a España. La ausencia de una clara y definida identidad cultural entre aquellos que, paradójicamente, ostentaban con orgullo su filiación hispánica, condujo a no pocos intelectuales, en un momento en que la metrópoli intentaba retener su centenario dominio sobre la antigua colonia, a buscar en la cultura indígena unos valores que, infortunadamente, habían dejado de tener vigencia casi en los albores mismos de la administración española.
No es extraño, por tanto, que las escasas investigaciones sobre la realidad social dominicana apuntaran exclusivamente a rescatar y valorar el folklore de ascendencia hispánica, el cual, si en verdad es hegemónico, no constituye nuestra única veta etnográfica. Para los hispanistas a ultranza, las tradiciones negras no se viven ni se recuerdan. Y ni siquiera la historia las menciona. Será necesario citar al notable afroamericanista M. J. Herkovits, quien nos dice que la persistencia de africanismos ocupa en Santo Domingo un lugar prominente en toda América.
El proceso de colonización, caracterizado en principio por el modo de producción minera y más tarde –agotado éste– por el azucarero, obligó al conquistador a introducir en Santo Domingo –desaparecida la mano de obra indígena, poco resistente al trabajo forzado– al negro africano en calidad de esclavo.
La presencia del negro en la isla data de los primeros años de su descubrimiento. Sabemos con certeza que ya en 1503 existían en la Española esclavos suficientes en número como para rebelarse y huir a los montes, ya que el gobernador Ovando se quejaba de las fugas y malas costumbres que los africanos daban a los nativos, con quienes convivían en sus refugios apartados de los centros urbanos.
Los esclavos traídos a Santo Domingo procedían de diversas zonas de África y, por tanto, pertenecían a culturas diferentes. En las primeras épocas esos esclavos eran ladinos, es decir, nacidos en España y cristianizados, pero a medida que el tráfico y comercio se intensificaban y las autoridades de la colonia reclamaban más mano de obra servil para las plantaciones y otros quehaceres, se permitió la introducción de negrosbozales, importados directamente de África.
El negro africano llegó, pues, a Santo Domingo, en calidad de esclavo, y fue él quien completó, con su trabajo forzado, la actividad del español conquistador. Es por tanto la situación de esclavitud la que marca, como trazo fundamental, la presencia del negro en la isla. Como esclavo, y a causa de esa situación, el negro arribó a América con sus culturas quebrantadas. Arrancado por la fuerza de su tierra, transportado y trasplantado a un nuevo hábitat, obligado a integrarse a una sociedad que no era la suya y en la que se encontraba en una posición de absoluta subordinación económica y social, el negro africano vio así destruida su organización tribal y política, sus formas de vida familiar y, en fin, todas sus estructuras sociales originales. Mientras el español se limitó a importar su sociedad y civilización, no teniendo que hacer otra cosa sino adaptarlas a un nuevo medio, la esclavitud, al desgarrar la cultura africana original, sólo permitió que el negro trajera consigo sus creencias y valores, debiendo sujetarse, en cambio, a una sociedad distinta a la suya e impuesta por su amo blanco.
Aun cuando el trasplante de esclavos negros tuvo como escenario un hábitat similar al existente en la costa occidental africana, las características singularmente dramáticas de ese trasplante impidieron que aquellos pudieran mantener intactas sus culturas. La sacudida violenta y atroz que significó para ellos su desarraigo solar, y el régimen de opresión a que fueron sometidos, ni siquiera les dejó utilizar enteramente sus técnicas en relación con el nuevo ambiente. De ahí que, en la actualidad, tal como dice Bastide (1969), no puede hablarse de civilizaciones o culturas africanas en América, sino de culturas negras o más bien de rasgos, restos de esas culturas.
Varias décadas han transcurrido desde la aparición de la obra de Nina Rodríguez, y mientras a lo largo de ese tiempo un número considerable de especialistas han venido dedicándose en otros países a estudiar los vestigios o remanentes culturales negroafricanos en el Nuevo Mundo, en Santo Domingo las aportaciones del hombre de color continúan siendo ignoradas en gran parte. Hasta hace poco, y sólo de pasada, se hacía referencia, si bien en términos peyorativos, a ciertos aspectos del África "salvaje" y "supersticiosa" incrustados, como un tumor maligno, en las entrañas del alma dominicana, y aún así esos aspectos fueron siempre vistos como extraños y producto de aciagas circunstancias históricas.
Para los afroamericanistas, Santo Domingo constituye un campo de trabajo fértil y virgen, no sólo por la escasez de investigaciones realizadas hasta hoy, sino por las excelentes y envidiables condiciones sociológicas que el país ofrece.
En efecto, la población negra y mulata existente en Santo Domingo, es el resultado de diversas migraciones:
1) las procedentes directamente de África, ocurridas en la época de la colonia. Estas migraciones comienzan en los años iniciales del siglo XVI y se continúan prácticamente hasta el siglo XVIII.
El mito de la escasez de mano de obra negra, sustentado calurosamente por los hispanistas a ultranza, no resiste el más somero análisis de las fuentes históricas. A partir de la primera mitad del siglo XVI la población de color era tan numerosa y los cimarrones pululaban por todos los puntos de la isla con tan desparpajo que la Corona española se vio obligada a dar instrucciones a las autoridades de la colonia con el fin de doblegar a los rebeldes. La abundancia de esclavos africanos mereció que Fernández de Oviedo (1959) dijera que La Española era una copia fiel de África.
2) las migraciones de esclavos fugitivos desde la colonia francesa de la parte occidental de la isla, compuesta generalmente de negros fugitivos, huidos de los rigores de sus amos, y que nutrieron la colonia española desde la época inicial del establecimiento de los franceses en la isla.
Estos esclavos provenían directamente de África, y en ciertos casos llegaron incluso a formar comunidades como la de San Lorenzo de los Mina, que es hoy barrio o sector de la ciudad de Santo Domingo.
3) los llegados de otros puntos de las Antillas, sobre todo de las Menores, ya dominadas por franceses, ingleses, holandeses, etc.
Más modernamente, ya en el período republicano, la afluencia de negros a Santo Domingo continuó en gran número. Cabe citar:
4) el tráfico de trabajadores negros desde las Antillas inglesas en el primer tercio de este siglo para laborar en los ingenios azucareros del este de la isla, y cuyos descendientes se conocen hoy entre nosotros con el nombre de cocolos (Ver al respecto: Bryan, 1973; Mota Acosta, 1977).
5) la inmigración de ex esclavos norteamericanos, propiciada por el presidente haitiano Boyer a partir de 1822, cuando logra el control de toda la isla. Estos inmigrantes se avecindaron en Puerto Plata y la península de Samaná. Si bien la inmigración concluyó pronto, los descendientes de esos ex esclavos constituyen en la actualidad un grupo étnico y cultural bien definido y son objeto de interés por parte de varios antropólogos norteamericanos.
6) la numerosa mano de obra importada desde Haití, y cuyo flujo prosigue hoy, la cual se ha incorporado en gran parte a la población dominicana, ya legal o ilegalmente.
Todas esas migraciones han contribuido grandemente a aumentar los distintos procesos de transculturación operados en Santo Domingo desde los primeros días de la esclavitud.
Remanentes culturales africanos se observan en Santo Domingo en muy diversos aspectos: música, baile, creencias mágico-religiosas, cocina, economía, diversiones, hábitos motores, lenguaje, etc. Un estudio pormenorizado de esos remanentes está todavía por realiza a pesar de los intentos parciales llevados a cabo hasta ahora por algunos investigadores. Es necesario además precisar la procedencia tribal de los esclavos, y una historia más documentada de la esclavitud en Santo Domingo debe emprenderse de inmediato.
Veamos a continuación, en forma sumaria, los principales vestigios negroafricanos presentes en la cultura dominicana actual.
Tal vez la mayor influencia del esclavo africano se observe en la música y baile. Tal influencia se origina en las danzas, que como la calenda, se practicaban en Santo Domingo, como en otros lugares de América, desde los años iniciales de la esclavitud. Debemos al padre Labat, quien viajó por las Antillas en el siglo XVIII, una descripción bastante minuciosa de la calenda.
De esta danza derivan, según investigaciones realizadas por el folklorista Fradique Lizardo, varios de nuestros ritmos populares. Uno de los más generalizados de todos es los palos, nombre con que se designa tanto al ritmo como a los membranófonos utilizados. Ritmos nacionales de obvia impronta africana son la sarandunga, los congos, la jaiba, el chenche matriculado, etc. La salve, que al decir de la etnomusicóloga norteamericana Martha Davis, es la más típica de los géneros tradicionales dominicanos, presenta dos estilos: uno claramente español, amétrico y antifonal, y otro polirrítmico, fuertemente hibridado entre lo español y lo africano. Entre los instrumentos de origen africano cabe citar los palos, elbalsié, la gallumba, etc.
La música popular dominicana está íntimamente ligada a la cultura religiosa, y se interpreta sobre todo en las llamadas fiesta de santos, conocidas también, según la zona del país, como velacionesvelas o noches de vela. Otros ritmos populares son de evidente origen español, como la mangulina y el carabiné.
Las creencias mágico-religiosas dominantes entre las capas campesinas y populares dominicanas reflejan el sincretismo cristiano-africano operado desde los tiempos de la colonia. El vodú dominicano es de obvia procedencia haitiana, pero sus rasgos y complejos se muestran degradados en Santo Domingo. Al panteón voduísta criollo se han incorporado muchas divinidades o loas nativos. El rasgo más característico del vodú dominicano es el que lo relaciona directamente con la actividad mágica. Las correspondencias entre los loa y los santos católicos son similares a las haitianas (Deive: 1975).
La magia dominicana es también una mezcla heterogénea de creencias y ritos africanos y europeos, estos últimos especialmente españoles. Animales míticos como el bacá y el galipote proceden de Haití. Las clásicas brujas y las características que las rodean son españolas. De Europa nos viene la superstición del mal de ojo, la supuesta existencia de lugarús (loup-garou) y numerosos hechizos y encantamientos, amén de la mayoría de las artes adivinatorias.
Los ritos funerarios contienen muchos rasgos de ascendencia africana que son compartidos con otros países de América. Un ejemplo típico es elbaquiní o velorio del angelito.
En el campo económico destacan las diversas instituciones de ayuda mutua, existentes tanto en los campos como en las ciudades. En los medios rurales, estas instituciones se presentan en forma de agrupaciones de campesinos que se reúnen para colaborar en determinadas faenas agrícolas, como siembras, talado de bosques, preparación del terreno, etc. Reciben el nombre de juntas o convites y presentan características similares al combite haitiano, estrechamente emparentado con el dokpwe de los fon de Dahomey. Dichas faenas se acompañan de cantos e instrumentos musicales que sirven de estímulo y coordinación en el trabajo. Todos los miembros de una junta están obligados a reciprocar la ayuda prestada y colaborar en las labores de los demás. Al finalizar la jornada se celebra una fiesta que corre a cargo del propietario del terreno.
Otra institución de ayuda mutua, de origen africano, es el sistema de crédito rotativo que se conoce con el nombre de san y que corresponde alEsusu yoruba. Como en Nigeria y otras partes de Afroamérica, el san lo integran preferentemente mujeres. Consiste, como es sabido, en el establecimiento de una caja común a la que cada participante del san contribuye con una suma mensual o semanal. Cada socio recibe, en forma rotativa, el valor total de la caja, empezando por el que la organizó (Pollak-Eltz).
La cocina dominicana contiene productos y platos de procedencia africana. Entre los primeros figuran el guandul, el ñame y el funde. Platos típicamente africanos parecen ser el mofongo, preparado a base de plátanos verdes y, derivados de la cocina cocola, el fungí y el calalú. Una bebida común entre los esclavos negros era el guarapo, que se saca del jugo de caña de azúcar.
De los cocolos descendientes de los inmigrantes negros de las Antillas británicas nos vienen ciertas diversiones como las practicadas por losbuloyas o Guloyas y los Momís, ambos de la ciudad oriental de San Pedro de Macorís. Los primeros, según la opinión más generalizada, son grupos de máscaras que representan, aunque en forma muy degradada, escenas del combate bíblico entre David y Goliat. Los segundos son un remanente de las tradiciones inglesas del Mummer's Play, traído a las islas antillanas por los colonizadores británicos, obras dramáticas que se escenificaban en Navidad. Los momís, según Martha Davis, tienen un aspecto carnavalesco en el que se advierten influencias africanas, sobre todo en los trajes y el comportamiento de sus integrantes.
Ciertos juegos infantiles practicados hasta hace poco han sido reportados por el investigador Veloz Maggiolo como de origen africano. Son ellos elfufú, formado por un botón grande y un hilo que se pasa por dos orificios de dicho botón; las castañuelas de palitos; la bocina, fabricada con una caja de fósforo y la "cajita" (1977, 84).
La influencia africana en el lenguaje dominicano no es muy significativo, pero aún así es posible rastrear numerosos vocablos importados por el esclavo negro y que se han incorporado al léxico popular. Una gran parte de esos vocablos es común a otros países antillanos, como Cuba y Puerto Rico. Citamos, entre otros, las voces bemba, bachata, guineo, quimbamba, añangotarse, etc.
Si la cultura dominicana es una simbiosis rica y dinámica de distintas influencias –indígena, negra, española– conviene preguntarse en qué momento de la historia de Santo Domingo comienza a producirse esa simbiosis. La respuesta no es fácil y para encontrarla habría que remontarse, tal vez, a los comienzos del siglo XVIII, cuando lo que Veloz Maggiolo denomina el "sentido del criollismo", empieza a surgir a partir de las devastaciones del gobernador Osorio, hecho que condujo, a la división de la isla en dos colonias (1977, 11).
El término criollo, aplicable en sentido general a todo lo originario de los países americanos, estaba reservado exclusivamente, a partir del siglo XVI, para denominar a los hijos y nietos de africanos nacidos en estas tierras. El documento más antiguo que atestigua la presencia de esa palabra se encuentra en el testamento de Juan de Castellanos, en la parte que hace relación a los esclavos domésticos, propiedad de este autor. En esa relación aparecen los nombres de varios esclavos domésticos, como "Ambrosio, negro criollo"; "Andrés, criollo de Santo Domingo", etc. (Álvarez: 1974). En 1590, el padre Acosta lo utiliza para nombrar a los nacidos de españoles en Indias, y el Inca Garcilaso de la Vega lo aplica indistintamente a los españoles y negros. Ya en el siglo XVIII el adjetivo criollo designa a todos los nacidos en América, no importa la casta o mezcla de donde provengan. Se exceptúan de este calificativo a los descendientes de indígenas.
El criollo, o nacido en América, inició así un proceso de adaptación a la tierra y al clima que lo obligaron a rechazar la cultura de sus mayores para crear otra más acorde con su medio ambiente. Ese vivir diferente es el que da origen a la cultura criolla, distinta por tanto a la de los europeos que siguieron llegando al Nuevo Mundo.
Existe documentación que prueba que en ciertas zonas americanas, como en México, esos matices culturales diferenciales son ya observables en las postrimerías del siglo XVI. Un ejemplo evidente lo tenemos en la obra de Juan de Cárdenas, médico sevillano que en su obra, editada por primera vez en 1950, se refiere a las novedades que en cuestión de modales, expresiones verbales y actitudes mentales distinguen al nacido en Indias del "cachupín venido de Indias" (Arrom: 1953, 267).
El proceso de formación de la cultura dominicana, que puede situarse a partir del siglo XVII, responde pues a la necesidad del criollo de adaptarse al hábitat donde vive y es el resultado de un largo y prolongado mecanismo de transculturación que se inicia sobre todo a partir de la cultura española, lógicamente predominante, a la que luego se mezclarán ingredientes procedentes de la aborígen y africana.
A estos ingredientes habría que añadir los derivados de etnias y nacionalidades de inmigración reciente, como la árabe, la asiática y la judía, si bien esta inmigración no es muy significativa en el proceso de criollización cultural.
¿Pertenece la cultura dominicana a lo que se conoce como el "área cultural" del Caribe? La expresión "área cultural" es un artificio inventado por los antropólogos para designar un espacio geográfico dentro del cual conviven pueblos que presentan culturas más o menos parecidas. Ahora bien, lo que llamamos "Caribe" ha sido delimitado de diversas maneras. Ciertas clasificaciones hacen comprender en él solamente a las islas que bañan el mar de las Antillas y el Atlántico, pero otras incluyen Centroamérica y la costa norte de Sudamérica. Por otra parte, lo que Wagley denomina "la esfera de la Plantación", cuyos rasgos define a partir fundamentalmente del Caribe, abarca no sólo las zonas señaladas, sino también el sudeste de los Estados Unidos.
Es obvio que la cultura dominicana en nada se asemeja a la centroamericana, ni a la del sudeste norteamericano, y los rasgos que comparte con los países de la costa norte de Sudamérica son bien pocos. Habría entonces que delimitar el espacio del "área cultural" del Caribe, para que en él pudiese tener cabida la cultura dominicana a las dos Antillas: las mayores y las menores. Pero las primeras incluyen a Jamaica, cuya cultura es muy diferente a la nuestra, y en cuanto a las segundas, colonizadas por diversas potencias europeas, apenas es posible observar ciertos rasgos comunes. Tal vez los dos únicos países que más se parecen culturalmente al dominicano sean Puerto Rico y Cuba y, en menor medida, Haití.
Por otra parte, la "esfera de plantación" o afroamericana señalada por Wagley (1968) abraza el noreste del Brasil, la Guayana francesa, Surinam, Guyana, la costa caribeña de América Central, el Caribe y el sudeste de los Estados Unidos. El propio Wagley ha sumarizado los rasgos comunes a esta región, de los cuales los más importantes son: monocultivo bajo el sistema de plantación, estructura social rígida, sociedades multirraciales, débil cohesión comunitaria, pequeños propietarios campesinos bajo el régimen de subsistencia y régimen familiar de carácter matrifocal, todo ello influido por supervivencias negroafricanas tanto en el folklore como en las creencias religiosas.
Qué rasgos de los indicados se encuentran en Santo Domingo es difícil de indicar, pero parece que una estructura social rígida no es aplicable a la cultura dominicana y la matrifocalidad de nuestra familia es muy discutible. Grupos como los Bush Negro de Surinam y la Guayana francesa o los Caribes Negros de St. Vincent, son totalmente ajenos, culturalmente hablando, al pueblo dominicano.
Si existe una cultura del Caribe en la cual esté incluida la dominicana es requisito obligatorio definir previamente cuál es el espacio geográfico implícito en ese término y qué se entiende por esa cultura.

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sábado, 5 de febrero de 2011

SOBIESKI DE LEÓN ::: Liborio y los americanos...

Tomado de : Identidad Sanjuanera de Ike Méndez


SOBIESKI DE LEÓN 
¿Quién fue Olivorio Mateo?

Hay un libro escrito por un sanjuanero llamado Emígdio Osvaldo Garrido Puello que se titula Olivorio, Ensayo histórico (1963). Para el autor, Olivorio Mateo fue un brujo, un curandero, un personaje creador de una religión popular que usaba para sus fines particulares. Decía que en esa religión se empinaba el codo y se practicaba el amor libre, es decir, las relaciones sexuales orgiásticas con diferentes mujeres.

También decía que Olivorio Mateo era un impostor y un alucinado, una persona que se creía un enviado de Dios pero que no era más que un demente. Todos estos conceptos fueron escritos por un intelectual, un maestro; los maestros antes tenían un peso tremendo en la sociedad. Además de maestro, Garrido Puello era periodista y propietario de un periódico. Todo eso motivó que las ideas de Garrido Puello sobre ese personaje influyeran de tal forma que, a partir de su generación y la venidera, creyeran lo que decía en ese libro.
Esto, desde luego, convenía a ciertos sectores de San Juan de la Maguana, sobre todo a la elite, el sector de los ricos, en contraposión a los campesinos, que eran la gente que generalmente seguían y creían en Olivorio Mateo. Porque Olivorio Mateo, además de lo que haya podido decír Garrido Puello, fue un personaje mesiánico, es decir, una especie de mesías enviado de Dios.

Discurso pronunciado en el taller del Proyecto "La Ruta hacia Liborio", celebrado en El Cercado, San Juan de la Maguana, el 27 de junio de 2002. Grabaci6n y transcripci6n: Hilda Trinidad, correcci6n y edici6n: M. E. Davis, revisado por el autor.

El origen de Liborio
Algunos dicen que nació en el1874, otros que en el1876 y otros que en el 1878. El sitio donde nace es La Maguana Arriba, aunque hay quienes sostienen que fue en El Palmar, en plena cordillera Central. Tenia un carácter extraño; era tímido, no se daba a conocer mucho. Tuvo una primera fase, como todos los futuros profetas, en la que la gente casi no sabía de él. Si se sabe que era un personaje de carne y hueso, que su padre se llamaba Andrés Mateo y que tenía una mujer y ocho hijos.
En la primera fase antes de darse a conocer a la vida publica, se narra -y Garrido Puello también lo menciona que hubo una gran tormenta, un huracán en San Juan de la Maguana para el año 1908. Olivorio Mateo desaparece; sus familiares no saben donde se encuentra y lo dan por muerto. Entonce, en medio del rezo de los nueve días, reaparece diciendo que el venía de muy lejos. Afirma que había ido al cielo con un ángel, el ángel Gabriel, montado en un caballo plateado. Dice que había hablado con Dios y que Dios dijo que no podía quedarse en el cielo, que regresara a la tierra. Y le dio una misión curar a los enfermos y predicar. En ese mismo instante nace un profeta, el profeta Olivorio Mateo.

La zona para él desarrollar su misión es en todos los poblados cercanos a la cordillera Central. El Palmar, La Maguana, El Naranjal, Las Peñitas, La Cotorra y La Hoya del Infierno son sitios que dan cuenta de la presencia de Olivorio Mateo cumpliendo su misión de curar a enfermos y predicar las Buenas Nuevas, es decir, anunciar un mundo mejor a través de la comisión que él recibiá después de haber hablado con Dios.
El centro de su misión es la llamada Agüita de Liborio, un sitio bien cercano a la Cordillera central. Este lugar antes tenía el nombre de Fuente de San Juan Bautista porque, según la tradición, en ese mismo sitio había aparecido San Juan Bautista. Este era precisamente el profeta que predicaba en Palestina a la llegada de un nuevo mesías, de un salvador del mundo, de un Cristo. Coincidencialmente en nuestra geografía dominicana, San Juan Bautista también precede a nuestro profeta de la Maguana, Olivorio Mateo, y la Fuente de San Juan Bautista se convierte con el tiempo en "La Agüita de Liborio". Las celebraciones de San Juan Bautista se realizan en el mismo lugar donde se desarrolla Olivorio. Y una de las cosas que primero respeta Olivorio es la permanencia de las celebraciones de San Juan Bautista en el lugar; es decir, lo asume como parte de su misión.
Pronto la fama de curandero, de hombre que cura a los enfermos, se esparce por todas partes. En una ocasión, a una muchacha inválida, paralítica, que hace tiempo que no camina, la llevan a Olivorio Mateo. Olivorio la santigua, actuando con un famoso ramo de piñón, e inmediatamente la enferma se para en sus propios pies. Esta noticia se difunde por toda la región y comienza a esparcirse la fama de este señor de grandes poderes, puestos al servicio de los campesinos sin cobrar nunca por lo que hace.
Las predicas de Olivorio Mateo son mensajes de paz y amor. Nunca habla de guerra. El siempre habla de un nuevo reino, que es el Reino de Dios. En todo su accionar, en todas sus actividades, esa es la línea que él sigue, la de su misión divina, no terrenal. Bien pronto adquiere un liderazgo entre los campesinos. En esos tiempos se vivía en comunidad; las tierras eran comuneras, es decir, todo pertenecía a todos y los hombres trabajaban la tierra en común y lo que se producía se repartía entre todos. Era un mundo realmente de hermandad y armonía, todavía no penetrado por el modernismo, por los grandes inventos y acontecimientos que habían ocurrido en otros países como en Europa y Estados Unidos. Era un estado natural y agradable, prácticamente un paraíso terrenal. Olivorio Mateo no actúa solamente en La Maguana y sus alrededores, ni únicamente en toda la cordillera Central, sino que también baja a San Juan de la Maguana donde establece una serie de amistades.

El entorno político nacional
En sus años mozos, Olivorio Mateo fue peón de uno de los caudillos que tenían mayor poder. Se trata del general Wenceslao Ramírez Roa, que era un verdadero caudillo en San Juan de la Maguana. A principios de siglo era la época del caudillismo; había muchos caudillos. Era la época en que no había una distribución de las propiedades, sino que eran comuneras. Una época en que todo el mundo estaba armado, llena de muchísima inseguridad e inestabilidad en los gobiernos.
Vale decir que del 1908 al 1914 se suceden unos seis gobiernos. El de Ramón Cáceres ejerció el mando desde 1908 hasta 1911, año en que lo asesinan. Después vienen los gobiernos de Eladio Victoria, el de Monseñor Nouel, que duró cuatro meses, el del general Bordas y el de Ramón Báez, que era el hijo de Buenaventura Báez y que fue de corta duración. Fue quien organizó las elecciones para el 5 de diciembre de 1914, que ganó Juan Isidro Jiménez, quien asumía la presidencia de la República por segunda vez, como el sexto presidente en un período de cinco años.
Para esa misma época, ya los norteamericanos, antes de la intervención militar, tenían mucha influencia en el accionar político dominicano. Vivian asesorando e inmiscuyéndose en la política interna dominicana. Desde el nacimiento de la Republica en 1844, los norteamericanos hacían gestiones a favor de Estados Unidos ante los gobiernos de Buenaventura Báez. Los norteamericanos incluso intentaron comprar la península de Samaná, que es una de las cosas que se le critican a Buenaventura Báez, que era anexionista, no solamente frente a España, sino ahora con los norteamericanos, según él para solucionar los problemas del país. Dicho sea de paso, desde el inicio de la República, de acuerdo con el historiador dominicano Franklin Franco Pichardo, la República nace endeudada. Pero los sucesivos gobiernos de Santana y Báez, van endeudándola más.
Cuando gana la presidencia Juan Isidro Jiménez en el 1914, hay asesores norteamericanos para aconsejar a los colegios electorales, es decir, tal y como ocurre en la actualidad. Desde entonces se dejaba sentir su presencia en las elecciones nacionales y preseleccionaban el
candidato que conforme sus intereses debía ganar. De esta forma, entonces, asume la
presidencia en 1914 el presidente Jiménez. Dos años más tarde, ante la inestabilidad de este gobierno, se precipita sobre el país la ocupación militar el12 de julio del 1916.
Este periodo, que va de 1916 a 1924, es el de la Primera Ocupación Norteamericana, conocido como gobierno o dictadura de ocupación militar. Todo esto va a transformar el ambiente dominicano, ese ambiente idílico en el que vivía Olivorio Mateo, con sus compañeros campesinos. Porque ya era un líder espiritual en quien los campesi­nos creían, en todo el sentido de la palabra.
Hay que recordar que todo movimiento y toda actividad individual siempre existen dentro de un contexto social, con implicaciones sociales y hasta políticas. Por ejemplo, los países árabes gobiernan con la religión mahometana, que tiene una función tan intrínseca que se gobierna prácticamente a través de la religión. En los países occidentales, aparentemente la religión está separada del gobierno, pero sólo en apariencia. En la Revolución Francesa de 1879, dominaban la monarquía, el clero y la burguesía. Hasta ese momento, quien gobernaba en Europa era realmente la Iglesia Católica, el papado. Iban de la mano con la religión; los príncipes se hacían papas y los papas, príncipes. No es raro que todavía hoy a los cardenales les llamen "príncipes de la Iglesia"; eso viene de la época medieval hasta entrar en el Renacimiento (siglos XV y XVI), cuando comienza la Iglesia ya a perder su hegemonía.

Considerando el poder de la Iglesia oficial, una religión popular como la de Olivorio Mateo, naturalmente, iba a entrar en contradicción. Por tanto, no es raro que un obispo como monseñor Thomas Reilly, que lo era de San Juan de la Maguana a finales de la década del cincuenta, fuera abiertamente antiliborista porque sostenía que Olivorio Mateo no era otra cosa que un brujo y que el olivorismo quería decir paganismo, superstición, atraso, haitianismo, africanis­mo, falta de moral, amor libre y borrachera, en fin, todo lo que había opinado el libro de Emígdio Osvaldo Garrido Puello, porque perte­necía a la elite de San Juan de la Maguana.

El entorno social
Olivorio Mateo había sido peón del general Wenceslao Ramírez en su finca de Río Mijo, en San Juan, y en la de Banica. Tenía fama de ser un jornalero bien experimentado en la confección de cercas; en eso se parecía a mi abuelo Juan Maria Lázala, que para su época era también el hombre mas famoso en San Juan en la construcción de cercas. Olivorio Mateo gozaba de esa fama, no solamente en las tie­rras de Wenceslao Ramírez, sino en todas las demarcaciones en que laboró construyendo alambradas. La cerca es una demarcación par­ticular: Significa que de la alambrada hacia adentro lo que allí se encuentra es ajeno. Es una época en la que todavía no se había deli­mitado bien lo relativo a la propiedad de la tierra, que es precisamen­te lo que produce las riquezas de las que se beneficia el ser humano. Y esa riqueza, como es sabido, es producida por los campesinos.
Los labriegos en esa época representaban entre el 83 y el 85% de la población dominicana, por tanto, era el sector más importante. El peso de todo lo que se producía en la Republica recaía sobre los cam­pesinos. Es necesario recordarlo porque generalmente las personas que viven en los pueblos -los intelectuales, los teóricos, los políticos-, usan a los labriegos solamente en determinados momentos. No reconocen que la producción de la riqueza reside-precisamente en sus manos.
Olivorio Mateo, bien pronto causa revuelo en San Juan de la Maguana por su fama y poder de curación. Además, dentro de los poderes que posee, vaticina el futuro. Predice, por ejemplo, que se van a juntar dos montañas, que se va a caer la iglesia católica, que en determinado sitio se va a construir una escuela, que va a haber un terremoto, que habrá un mensaje grande procedente del cielo, en fin, una serie de cosas que fueron ocurriendo en confirmación de las predicciones de Olivorio.
Por ejemplo, el acontecimiento histórico que habría en el cielo, que incluso se recoge en los libros de geografía y que hemos estudia­do en la escuela, es la aparición del cometa Halley en 1910. Eso cau­sa un espanto tremendo en la población, sobre todo en la campesina, que pensó que se trataba de un anuncio del fin del mundo, del Apocalipsis, porque el cristianismo siempre ha predicado eso. A consecuencia de ese terror, surgen entonces los profetas que calman la an­siedad de la gente, explicándoles que esos fenómenos son señales de Dios para conducirlos a su arrepentimiento, para que actúen dentro de los cánones que Dios quiere, para poder llegar al reino lleno de armonía, donde todos seremos hermanos. Eso es, en esencia, lo que predican todas las religiones: que todo el mundo va a vivir bien y va a ser feliz. La religión popular de Olivorio Mateo no era una excepción a esta predica.

En el 1911, un año después de la aparición del cometa Halley, ocu­rrió un terremoto en San Juan de la Maguana. Es decir que hubo hu­racán, cometa y terremoto, fenómenos naturales interpretados como señales del cumplimiento del Apocalipsis, que indicaban que el mundo se iba a acabar. Pero para eso estaba el profeta Olivorio Ma­teo, para explicarle a la gente y conducirla a buen puerto.

La ocupación norteamericana
¿Cuándo, entonces, se convierte Olivorio Mateo de un personaje religioso, de un mesías y guía espiritual a un ser social? ¿Cuándo se hace, como dicen algunos, un revolucionario, un luchador contra los norteamericanos que ocupan nuestra patria que es también la suya? Resulta que desde antes de 1898, cuando los Estados Unidos libran una guerra contra España, surge al escenario la famosa Doctrina de Monroe, del presidente norteamericano James Monroe (1823), que postula: "América para los americanos", entendiéndose por América desde Alaska hasta Tierra del Fuego, que comprenden América del Norte, América Central, América del Sur y todas las islas adyacentes. Se trata entonces de una política imperialista, una política de dominio sobre los otros para engrandecerse ellos. La única forma de hacerse grande es dominando, conquistando, invadiendo. De esa forma preparan los norteamericanos con la adopción de la doctrina de Monroe, su plan de dominación del mundo entero. Pero desde luego que América no es para los americanos; América es para cada uno de los pueblos que la componen. Por tanto, México es para los mexicanos, Colombia para los colombianos, Estados Unidos para los estadounidenses, Canadá para los canadienses, Cuba para los cubanos, Puerto Rico para los puertorriqueños y Republica Dominicana para los dominicanos.
Ganada la guerra a España en 1898, inmediatamente "los americanos" se apoderan de una serie de posesiones españolas. Puerto Rico y Cuba, además de Filipinas y Guam, en el Pacifico, pasan a ser colonias norteamericanas. Entonces en Estados Unidos, a los inversionistas se les despierta el interés de hacer transacciones en esas nuevas tierras. Inmediatamente dirigen su mirada a la República Dominicana, Cuba, Puerto Rico y Haití, y es así como llegan inversionistas norteamericanos. Lo primero que hacen en nuestro país es adquirir en el Este unas 127,000 mil tareas2 de tierra, a través de la compañía "South Puerto Rico Sugar Company". Comienzan a desalojar a los campesinos que viven y trabajan en esa tierra.
Esa expansión y posesión de tierras no se limita solo a la parte Este de la República, sino que se extiende a las regiones Suroeste y Norte, pero principalmente operan en el Este y en el Suroeste justo en el área donde vive y esta accionando Olivorio Mateo. En el1916 se instala una nueva compañía, la Barahona Company, que se registra en Nueva York. Esta adquiere en compra 347,000 tareas de tierras en Barahona y el valle de Neiba. Olivorio Mateo también tiene influencia en Neiba. Todos los campesinos están siendo desplazados de las mejores tierras. Rápidamente, en el periodo comprendido entre 1910 y 1926, los norteamericanos se adueñan prácticamente de todas las mejores tierras de nuestro país. De tal suerte que la Barahona Company resulta ser la segunda central más grande del país -la primera es la de La Romana-, y prácticamente de todo el Caribe y de América, porque nosotros éramos, hasta hace poco, un gran productor de azúcar. Todo eso comienza en la época a que hemos venido refiriéndonos. Pronto el 67% de la producción azucarera esta en manos de los "gringos", y el 33% restante es propiedad de seis ingenios azucareros o centrales privados, tres en Santo Domingo y otros tres entre Azua y Barahona.
Para 1926, Estados Unidos era dueño de alrededor de 3, 000,000 de tareas de nuestras mejores tierras, de las cuales 932,000 tareas (o sea, casi un millón, es decir, la tercera parte de toda la tierra que poseen) estaban sembradas de caña para la producción de sus ingenios. El resto, 2, 000,000 de tareas, es sembrado con pastos para ganado, o sencillamente cercado para que otras empresas, nacionales o foráneas, no lo adquieran. Esto causa un desplazamiento brutal en la composición social dominicana. Las personas que vivían de esos terrenos comuneros, son marginadas porque las compañías norteamericanas se apoderan por completo de las tierras.
Sobre la inversión de dinero, durante el gobierno de ocupación Norteamericana, de 1916 a 1924, también se toman prestamos al gobierno de los Estados Unidos, por ejemplo, de hasta un millón de dólares. Y en un momento determinado, el gobierno intervencionista norteamericano toma un préstamo de US$ 10,000,000 para ser amortizados por los gobiernos dominicanos subsiguientes. EI motivo era resolver los problemas de la República. Pero resulta que la inversión realizada por las compañías estadounidenses en 1926 era de US$ 23, 500,000. Es decir, ascendente a un valor de prácticamente dos veces y medio del préstamo que hicieran a los Estados Unidos, para dejar endeudada la Republica. Los otros seis ingenios estaban bajo la administración de una empresa que formó un consorcio con todas las compañías norteamericanas, la Cuban-Dominican Company -que no era ni cubana ni dominicana, sino norteamericana. Las demás incluían, por ejemplo, al complejo Vicini, de la familia Vicini, que todavía es propietaria del ingenio CAEI, en la provincia Peravia. Tenía este una inversión de US$4, 100,000, mientras que las cinco empresas restantes contaban con US$3, 500,000 en inversión. Es decir que los norteamericanos y otros extranjeros en nuestro país eran dueños de siete veces más accionistas que los nacionales u otras compañías. Entonces es de imaginar el amplio dominio que poseían los norteamericanos sobre los nacionales.

Protestas contra la ocupación
La respuesta no se hizo esperar: la protesta de prácticamente todo el mundo, incluidas las élites nacionales. E. O. Garrido Puello era dueño de un periódico en San Juan de la Maguana, El Cable. Este medio informativo se caracterizó, durante toda la vida de su publicación -que fue de ocho años, hasta prácticamente el 1930, con la entrada de Trujillo al poder-, por ser de corte antiimperialista. Entonces, había elementos no solamente pobres, como los campesinos que adversaban a los norteamericanos porque estaban despojándoles de sus tierras, sino también la misma clase pudiente, porque los yankees usufructuaban lo que nos pertenecía a todos, ricas o pobres, pero dominicanos al fin.
¿Cuándo, entonces, entra Olivorio Mateo en juego con relación a este problema? Olivorio Mateo, que se había desarrollado en la finca de Wenceslao Ramírez, como jornalero, ya constituido en un líder, mantiene la amistad con los Ramírez, con los grandes caudillos y generales de San Juan. Y no solamente con Wenceslao Ramírez, sino también con un hijo suyo, que es el líder número uno en estos momentos, el general José del Carmen Ramírez Carrasco ("Carmito" Ramírez). Era gente que incluso produjo una revolución en 1912, llamada la "Revolución del 1912", en que la familia Ramírez prácticamente sitia en Santo Domingo al gobierno de turno, conjuntamente con otro caudillo azuano de nombre Luís Felipe Vidal, que lideraba un partido político al cual pertenecían los Ramírez en San Juan. Entonces, de acuerdo a autores, Olivorio Mateo obtiene armas de los Ramírez. Es decir, que la gente de Olivorio Mateo también se pertrecha y actúa parcialmente en la guerra del 1912 junto con los Ramírez. Pero prácticamente todos los autores están de acuerdo en que Olivorio Mateo nunca tomó iniciativa ofensiva en la guerra, sino que las armas que usaba las empleaba a la defensiva.
Bien pronto Olivorio se retira a su Maguana, que es el sitio donde opera, porque realmente su misión no es la guerra, al menos no la terrenal, sino la comisión divina de un Mesías de predicar y curar. Sin embargo, los acontecimientos lo están envolviendo y el esta, quiéralo o no, asumiendo una actitud social porque se lo impone el momento. Incluso Olivorio Mateo participa en una reunión en la finca de Wenceslao Ramírez. Una vez terminada esta baja de la Maguana con 80 hombres para presionar al gobierno y pedir que haya paz. Estas son las dimensiones sociales de Olivorio Mateo, que se apartan de la fase meramente religiosa.

Lo que pone la tapa al pomo son unas famosas leyes que inventan los norteamericanos, que ocupan nuestro país en 1916. Frente al abuso en la consecución de esa tierra y el desplazamiento de los campesinos, aparecen luchadores en el Este, la zona mas devastada, robada y expoliada, bautizados de forma despectiva por los invasores como "gavilleros". Es famoso en Hato Mayor Ramón Natera, un gran líder patriota. Lucha en contra de la intervención y de todas las barbaridades que se cometían en desmedro de los dominicanos, para imponer lo que ellos llamaban la modernidad y el desarrollo de un nuevo orden en la República Dominicana", hecho a imagen y semejanza de ellos, precisamente para proteger los intereses que habían "creado" en la República Dominicana.
Así, bien pronto crean tres leyes. Manuel Ubaldo Gómez había propuesto en 1909 una ley para la distribución de la tierra, lo que no prospera mucho. Pero en noviembre de 1911, aparece una llamada Ley de Partición de los Terrenos Comuneros. Antes, la tierra era de todo el mundo y si la trabajaban dos o tres personas, lo que producían era de ellos. No había límites precisos a la propiedad. Pero con esa ley la idea era poner límites, establecer demarcaciones. La tierra entonces iba a adquirir un gran valor, o plusvalía.
Surgen ahora los nuevos profesionales llamados "agrimensores". Carmito Ramírez, el general de San Juan de la Maguana, fue mandado por su papá a la capital a estudiar agrimensura. El es amigo de Olivorio, pero también del general Felipe Vidal; es uno de ellos. Ahora se encuentra entre Olivorio y los caudillos. Desde 1858 regía una ley que ordenaba que los agrimensores públicos eran las únicas personas autorizadas a mensurar la tierra y a expedir un titulo de propiedad. Pero bien pronto los agrimensores y los abogados se parcializaban con las compañías extranjeras, con las empresas azucareras extranjeras, y prácticamente les regalaban la tierra. Por otra parte, los campesinos, al mensurarles sus propiedades, tienen que entregar parte de ellas a los agrimensores y los abogados. Bien pronto se desarrolla una pobreza extrema que obliga a los labriegos a quedarse sin tierra. Este estado de desesperanza hace que la figura de Olivorio Mateo adquiera mucho más fuerza, porque es el líder, no solo espiritual, sino también social. Antes habían dictado otra ley, la de Franquicia Agrícola, en la que estas compartías norteamericanas se apropiaban de la caña de azúcar y la llevaban a Puerto Rico, a un central azucarero llamado Guánica, burlando el pago de impuestos que demandaban las leyes dominicanas. Allí producían el azúcar y, por tanto, lo vendían mucho más barato en los Estados Uni¬dos, mientras que las compañías nacionales o de otra procedencia, eran obligados así al pago de impuestos. Esto encarecía el precio de su azúcar en los Estados Unidos; la competencia entonces estaba muy a favor de las empresas norteamericanas. Por eso se enriquecieron rápidamente, alcanzando los US $23, 000,000 en inversiones en la República Dominicana.
Una tercera ley que dictan los intervencionistas y que va en detrimento también de lo nacional, es la famosa Ley de Titulo de Propiedad, o la Ley de Titulo Agrícola, o ley de Registro de Tierras. Esta se basaba en una idea experimental de la autoría de un australiano llamado Ricardo Torrens en el 1858, que pretendía a una forma de repartición de la tierra. Los norteamericanos tomaron la idea y la pusieron en practica en el estado de Massachusetts en 1898, exactamente el año en que se apoderan de Puerto Rico, Cuba, Guam y las Filipinas. En 1902, esas leyes son puestas en práctica con cierto éxito en las Filipinas.
La segunda ley, la de repartición de los terrenos comuneros, en la que los agrimensores y abogados habían prácticamente desfalcado el país, y fue muy protestada. Hubo que detener su aplicación por una orden ejecutiva y prometerle a la gente que se dictaría una nueva ley más justa en la que todo el mundo resultaría beneficiado. Esa fue la Ley de Registro de Tierra, basada en lo que Ricardo Torrens había puesto en práctica en Australia. Esta ley fue evacuada nada más y nada menos que por el bufete de Francisco J. Peynado, abuelo del actual empresario Jacinto Peynado y político reformista. También Moisés García Mella trabajaba en esa ley, pero asesorado por abogados norteamericanos. De modo que aun cuando estas leyes fueron aparentemente de la autoría de los abogados Manuel Ubaldo Gómez y Francisco J. Peynado así como de Moisés García Mella, estos recibieron la asesoría de los norteamericanos. En otras palabras, prácticamente todas nuestras leyes eran de factura norteamericana.
El primero de julio de 1920 se crea esta Ley del Registro de Tierra. Contiene tres instancias: Primero, la creación de lo que se llama Catastro, segundo, la creación del Tribunal de Tierras y, tercero, la apertura de la Oficina de Registro de Títulos. Como se puede comprobar, esa misma ley sigue vigente hoy día. El Catastro Nacional se encargaba entonces y lo hace todavía de la mensura, de medir los terrenos y darle a cada quien lo que le corresponde. El Tribunal de Tierra es una instancia en la que se discuten los problemas de propiedad de la tierra y se dictan sentencias a favor o en contra de un titulo de propiedad. Mientras que la Oficina de Registro de Títulos es una dependencia que expide y archiva los títulos para que una persona en un momento determinado pueda aportar pruebas de que tal o cual terreno es de su propiedad, amparado en un titulo legal.
En fin, toda esa legislación es obra de los norteamericanos. Por eso dieron pie a muchas protestas, no solamente en el Este sino en todo el país, por las funestas consecuencias que acarrearon esas leyes. Los autores se vieron enfrentados a quienes ellos llamaron bandoleros, bandidos o "gavilleros", en una lucha tenaz. Relativamente bien pronto terminan exterminando a todos esos patriotas y revolucionarios dominicanos. Una vez que acaban en el Este con los que se oponen a su "visión modernizadora" de la República, piensan en un individuo que constituye un verdadero obstáculo para los planes de desarrollo que ellos tienen en el Suroeste. Esa persona era Olivorio Mateo, y residía en San Juan.

La persecución de Liborio
Casi de inmediato, en 1917, hacen su arribo los norteamericanos a San Juan, y comienza la persecución de Olivorio Mateo. Desde el punto de vista de estos, representa un obstáculo para la extensión de sus planes de lo que ellos dieron en llamar "modernización". Olivorio Mateo se refugia entonces en el mismo centro de la cordillera Central. Tiene armas. Hay autores que indican la procedencia de estas. Había armas que les habían sido suministradas por los Ramírez y otras probablemente procedían del revolucionario haitiano Charlemagne Peralte, que en 1915, cuando Estados Unidos invade a Haití, lucha contra los norteamericanos. Se dice que había comunicación. entre Olivorio y este revolucionario haitiano (Lundius y Lundahl 2000:107-108, 112).
Hay autores como Horacio Blanco Fombona que sostienen que los norteamericanos realizaron en contra de Olivorio unos dieciséis combates. Por otra parte, el historiador dominicano Roberto Cassa relata que los "gringos" habían realizado un total de ocho expediciones al mando de centenares de soldados en su cacería de Olivorio Mateo. Estos combates se realizaron en El Palmar, La Maguana, El Naranjal, Las Penitas, La Cotorra y otros lugares. Pero esos esfuerzos resultaron inútiles. Olivorio siempre vivía nómada como un puerco cimarrón, por los montes. Finalmente, el127 de junio del 1922 -hace exactamente ochenta y dos años- cae en combate el hombre que por ironía de la vida había nacido un día como ese, José Olivorio Mateo Ledesma, que pronto se transformó, por su mesianismo, en Liborio Mateo, Papa Liborio, o el Dios Liborio. Cae junto a decenas de sus seguidores en un lugar llamado "La Hoya del Infierno". Esa es la historia de Olivorio Mateo en su lucha contra los norteamericanos. De ese combate sobrevivió un hombre llamado José Popa. Se dice que fue la reencarnación de Olivorio, quien mantuvo el liborismo viviente3•

Obras citadas
Blanco Fombona, Horacio, 1927 Crimenes del imperialismo norteamericano. Mexico, D.F. Garrido Puello, Emigdio O. . 1963 Olivorio, ensayo histórico. Santo Domingo. Lundius, Jan y Lundahl, Mats, 2000 Peasants and Religion: A Socioeconomic Study of Dios Olivorio and the Palma Sola Movement in the Dominican Republic. Londres y Nueva York: Routledge.
Obra adicional consultadas Moya Pons, Frank. 1999 Breve historia contemporánea de la República Dominicana. Mexico: Fondo de Cultura Económica.Vease en este tomo el trabajo sobre José Popa por el historiador Roberto Cassa.

Publicado por Portal Identidad sanjuanera en domingo, enero 30, 2011